La tradicional romería del Santuario ovetense es el punto final de la semana grande de Oviedo.
Las Fiestas de Oviedo no son patronales, el patronazgo le corresponde a Santa Eulalia que celebra su festividad por el frío mes de diciembre, las fiestas de Oviedo giran en torno a la Cruz de Cristo.
La venerada Cruz de los Ángeles que se custodia desde hace cientos de años en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo ha marcado el devenir de la ciudad desde tiempos inmemoriales. Es por la Santa Cruz (14 de septiembre) cuando comienzan las fiestas mayores en Oviedo. Ese día tiene lugar el comienzo de "La Perdonanza", periodo de jubileo, es decir de perdón de culpas, que tiene lugar en Oviedo. Este privilegio fue concedido durante el papado de Eugenio IV, que reinó en la iglesia entre los años 1431 y 1447, fecha de su muerte.
Años después, por concesión de Pío IV, que gobernó durante los años 1559 a 1565, se especifica, además, que si la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre) corresponde a un viernes, el jubileo tiene carácter de “año santo” y las gracias de perdón se amplían a un mes antes y otro después de la citada fiesta.
Como el fin de este periodo coincidía con el 21 de septiembre , San Mateo, pues ese día se celebraban, y se celebran, grandes festejos en la ciudad de ahí las fiestas de San Mateo de Oviedo, no por ser Patrón de la ciudad.
Años atrás el Cristo de las Cadenas también celebraba su gran fiesta por la Santa Cruz , como es lógico, pero hace ya bastantes años se decidió trasladar la celebración al domingo posterior a San Mateo coincidiendo así con el fin de las fiestas mayores de Oviedo.
De esta forma el domingo pasado se celebró en el popular barrio de El Cristo la Romería del Cristo de las Cadenas. Un gran número de fieles acudieron al Santuario a celebrar este fin de fiestas, visitar la imagen del Cristo y pedir frente a Él sus favores. Un año más excelente organización de la Cofradía del Santísimo Cristo de las Cadenas y como siempre un placer escuchar en la homilía a Don Julián Herrojo, párroco del Santuario, siempre tan perspicaz que agradeció la presencia de alguno de los miembros de la corporación municipal con los que al finalizar la Misa compartió vino y bollo en la sacristía.
