miércoles, 27 de mayo de 2015

Concluyen las fiestas de La Balesquida 2015


 El pasado sábado Nuestra Señora de la Esperanza, La Balesquida, regresaba a su Capilla.


La Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza de Oviedo trasladaba a su Patrona desde la Iglesia de San Tirso hasta su Capilla. No sin antes cumplir con la tradición y con lo dispuesto en el testamento de doña Velasquita Giráldez en el S.XIII , bienhechora de la Cofradía, y rezar el responso ante su sepulcro en la Iglesia de San Tirso.

A la Misa con la que concluía el Triduo en honor a Nuestra Señora de la Esperanza  asistieron, como de costumbre, representantes de las diferentes penitenciales de Oviedo. Allí estaban el Hermano Mayor de la Archicofradía del Santo Entierro, la Hermana Mayor de la Cofradía de La Borriquilla  y representantes de las Juntas de Gobierno de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de la Hermandad de Jesús Cautivo y de la Cofradía del Silencio y Santa Cruz.














Representantes de las penitenciales de Oviedo con el Fiscal de la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza

Las jornadas festivas concluían ayer con el día de Martes del Campo o Martes del Bollo, jornada de romería asociada desde hace siglos a las celebraciones religiosas en honor a la Patrona de la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza de Oviedo, La Balesquida.

Cofrades y devotos asistieron durante la mañana de ayer a la Misa y posterior recogida del "Pan bendito" en la Capilla de la Balesquida para desplazarse a continuación al Campo de San Francisco para recoger el bollo preñado y botella de vino al que tiene derecho todo cofrade y disfrutar de un día festivo en la ciudad de Oviedo. 

La Capilla permaneció abierta durante todo el día de ayer. Miles fueron las personas que por ella pasaron para dedicar un momento de oración a la Madre de todos los ovetenses, llevarse un recuerdo y poner una vela ante su altar, tantas que ya no cabían al finalizar la jornada.

De todas me quedo con esta primera imagen. Nosotros los padres somos los garantes de esta tradición y nuestra es la responsabilidad de que nuestros hijos sepan quererla, amarla y trasmitirla así a sus hijos... por los siglos de los siglos, como hasta ahora.












Nuestra Señora de la Esperanza, ruega por nosotros.