Ellas, Las Pelayas, lo ven pasar el Domingo de Ramos frente a su Convento.
Los costaleros acaban de subir la cuesta de La Vega y están fatigados, pero sobran fuerzas para una "chicotá" (de esta forma se denomina en el mundo costalero al trayecto entre dos paradas del paso, generalmente con movimientos acompasados con la música), y dedicársela a las monjas.