Nuestra Señora de la Esperanza de Oviedo fue trasladad hoy por sus cofrades desde su Capilla hasta la iglesia parroquial de San Tirso el Real.
Allí permanecerá hasta el sábado día 18, momento en el que será devuelta a su Capilla de nuevo en procesión. Estos tres días se celebrará en San Tirso su Solemne Triduo, a las 18:30 de la tarde se comenzará con el rezo del Santo Rosario y a continuación Santa Misa.
Estrenaba hoy la Señora nuevas andas procesionales y un manto recuperando los bordados del viejo manto y en el que las sabias manos de Melchor Gutierrez San Martín han añadido nuevos bordados que complementan los que ya había.
Así, con la tradicional música de gaitas y tambores, llegó la Esperanza a San Tirso en una sorprendente tarde soleada que burlaba las pésimas predicciones meteorológicas.
Esta es la verdadera esencia de la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza, las celebraciones religiosas. Todos los demás actos relacionados con estos festejos son consecuencia de siglos de tradición cristiana de esta cofradía, incluido el tradicional "Martes del Campo". Este día, que ahora es una de las fiestas locales de la ciudad de Oviedo, tiene su origen el el reparto obligado a los cofrades de pan y vino tras la procesión que antaño llegaba hasta Santa Ana de Mexide.
Que el origen de esta cofradía haya sido gremial no es motivo para suponer que ha de estar desligada de la Iglesia, como algunos proponen. Es más, la mayoría de cofradías y hermandades en España tiene el mismo origen que ésta. La asociación de diferentes gremios para prestarse ayuda ante las adversidades, generalmete ante la muerte, para dar un entierro digno al cofrade, para la protección de las viudas y huérfanos, o con vinculación hospitalaria, fue el germen de las hermandades y cofradías. Recordemos que en su testamento Doña Velasquita Giráldez donó, allá por el primer tercio del S. XIII, un hospital a esta cofradía.
Creo que estos son motivos suficientes para justificar el cambio estatutario llevado a cabo en la cofradía y referendado el 25 de enero por el Señor Arzobispo de Oviedo.
Ya en San Tirso el pueblo fiel que abarrotó la iglesia para el canto de la Salve pudo contemplar el magnífico trabajo del bordado del manto y del fantástico exorno floral.